Gracias. Y punto.

Gracias. de Nada.Uno de los ingredientes esenciales de mi proyecto felicidad es la atención a los detalles para notar activamente las cosas bonitas que me rodean. Uno de los efectos inesperados de este ejercicio es que hago más cumplidos. Veo lo bien que quedó una presentación y se lo digo a la presentadora. Veo el nuevo vestido de mi colega y le digo que le queda genial. Pruebo la mermelada de mi amiga y le digo cuánto me gusta . Hasta que oigo la respuesta.

No es para tanto

Ay, pero lo hice a partir de la plantilla de una amiga, me dice la presentadora. Ay, pero era super barato, me dice la colega de trabajo. Ay, pero si es super fácil de hacer, me dice mi amiga. Y me quedo con el gusto amargo en la boca de haber dicho algo inapropiado.

Así que me he puesto a investigar: ¿Cómo reacciono yo ante los cumplidos, y bajo qué circunstancias? ¿Cómo me siento cuando hago un cumplido y me lo rechazan? ¿Cómo reacciona quien me hizo un cumplido cuando yo empiezo a explicar por qué no es para tanto? El denominador común en todas las interacciones es la frustración. Después de un cumplido seguido de un rechazo explicatorio extenso tenemos dos personas menos felices: una, porque le rechazaron el cumplido y la otra porque se puso a explicar por qué no lo merecía.

¡Sí que es para tanto!

Tal como las afirmaciones positivas tienen un efecto positivo sobre tu motivación, las explicaciones de por qué algo no vale la pena también tienen su efecto. Y como bien sabes, la palabra «pero» es una de las formas lingüísticas más poderosas para anular lo que se ha dicho anteriormente. ¡Así que SÍ es para tanto! ¡SÍ que la presentación era buena! A mi que me importa de dónde sacaste la plantilla. ¡SÍ que te queda bien el vestido! Es el color que el resalta tus ojos, no el precio. Y ¡SÍ que sabe de maravilla esta mermelada! No importa si le has puesto especias del lejano oriente o canela.

Una sonrisa y un gracias. Gracias!

La próxima vez que te hagan un cumplido, di gracias y regala una sonrisa. Si te interesa mantener una conversa más allá del cumplido, añade un comentario. Sin el «pero».
¡Me encantó tu presentación! – Gracias. Mi compañero me ayudó con las diapositivas.
¡Qué bien que te queda la falda! – Gracias. Me la regaló mi madre.
¡Qué buena está esta mermelada! – Gracias. La hice con los primeros fresones de este año.

Y si no tienes nada más que añadir, déjalo con el gracias. No existe ninguna ley que te imponga una explicación de por qué hoy estás más guapa que ayer. Disfruta el momento y deja que la otra persona también lo disfrute.

Gracias.


Imágen: José Téllez / flickr

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