Mrs. Pepova: payasa gracias a la crisis

Reconozco que me enamoré de esta señora, perdón, de esta payasa llamada Mrs. Pepova a primera vista. En realidad a primera onda que atravesó mi humilde radio. Una profesora que ahora es payasa. ¿Os lo podéis creer? En un mundo donde por un lado, la crisis golpea fuerte, afecta a la economía familiar y al estado de ánimo, pero donde también conviven otros que desconocen la palabra esfuerzo y el sentido de humor, aparece ella: una payasa gracias a la crisis. ¿Es original o es original?

María Mir, sesenta y cuatro años, vive en Sort y es profesora de inglés. Perdón, ella es el alter ego de Mrs. Pepova pero también merece nuestra atención. El proyecto de María era ser payasa. Igual que otros quieren ser astronautas o viajar al futuro, ella tenía ese sueño que, por circunstancias se ha hecho realidad. Una emprendedora con sentido de humor y que no entiende de edades.

Tiene una academia de inglés y le va relativamente bien (como a casi todos) pero cuando llega el verano es cuando nota que el número de alumnos desciende, así que el pasado agosto tomó una decisión. Debía ser algo rápido porque con lo que ganaba no cubría los gastos de la academia ni los suyos, así que ni corta ni perezosa recordó el éxito que había tenido en la última función de este pasado estío delante de los alumnos. Sí, iba vestida de payasa cantó una canción de Charles Chaplin: “Smile” y tuvo un gran éxito entre el público.

Así que animada por un lado por la marcha regular de su academia, y por las buenas críticas de su actuación, un día se plantó en la plaza mayor de su pueblo, pidió permiso al Ayuntamiento y actuó. Hay que tener mucho valor y llevar una artista dentro aunque la haya descubierto hace poco. El caso es que tuvo una buena acogida y la contrataron para actuar en el pueblo de al lado. A partir de ahí vuelta a Sort y a preparar un número dirigido al público adulto con monólogos y canciones.

Su hijo, con veintiocho años, lejos de desmarcarse de esta nueva faceta de su madre, al encontrarse desempleado y al parecer con el mismo espíritu y ánimo que su magnífica madre, es su representante y le lleva toda la imagen y promoción a través de Internet. Forman un buen equipo.

En paro a partir de los cincuenta

Los medios de comunicación suelen hablar de los jóvenes, de lo mal que lo están pasando pero a fin de cuentas tienen algo de su parte: la juventud misma. Es triste que muchos tengan que salir fuera de nuestro país, pero ¿qué pasa con hombres y mujeres que han rebasado la cincuentena e incluso llegan a los sesenta? ¡Están en forma! Diría que en la plenitud-dependiendo del trabajo que hayan realizado- y se ven de repente, apartados de la sociedad,marginados y sin mucha esperanza de rehacer su vida.

Mrs. Pepova es un ejemplo y a la vez, no se queda en algo simbólico puesto que en sus monólogos hay un espacio importante para este problema que no debiera existir: el desempleo entre gente experimentada. Y la sensación de fracaso es la que ella trata de borrar de las mentes tanto de esas personas como del resto. Los jóvenes tienen energía, años por delante, pero los más mayores no deben pensar que su vida ha fracasado. Ellos no son responsables de esta situación, pero sí de intentar cambiarla.

Se puede

Estas dos palabras son las que repite María. Y varias veces. No sólo realiza un trabajo que le aporta un dinero extra sino que le hace sentir bien, porque está diciéndole a quien la escucha: “no renuncies a tus sueños, no importa tu edad” y no puedo estar más de acuerdo con ella.

Vivimos en una sociedad donde parece que desde niños han planeado nuestra existencia. Como si hubiera que cumplir un patrón: estudiar una carrera, casarte, tener hijos, comprar un buen coche, hipotecarte, aparentar que eres feliz cuando estás amargado por las facturas que has de pagar, y en ocasiones, echar la vista atrás para pensar en lo que realmente querías.

Ella, insisto, no solo dice “adelante” sino que actúa y no se deja derrotar. Si fuéramos una sociedad avanzada, que una señora con una exquisita educación, a sus sesenta y cuatro años decidiera ser payasa, no debería asombrarnos. Sobre todo porque con su nuevo trabajo está haciendo felices a los demás y motivando.

Tenemos a una emprendedora y, a la vez, una perfecta coach que tanto se lleva ahora. Ser payasa es el sueño de muchos niños. Quizás el sueño de muchos adultos que prefieren callar bajo una vida gris y una existencia normal.

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