¿Pero, cuándo se va a terminar esto las Redes Sociales? Este lamento desesperado salía hace unos días de los labios de una persona que lleva décadas dedicándose a la comunicación empresarial. En todo ese tiempo se ha forjado una merecida fama de experta y a ella recurren muchas empresas en momentos extremos de su expansión, para lanzar nuevos productos, internacionalizarse o rediseñar estrategias de marca.
Pero de un tiempo a esta parte, su confianza está en caída libre. La irrupción de Facebook, Twitter o Google + y la avalancha de la llamada comunicación 2.0 la ha pillado con el pie cambiado. “Estoy vieja para esto y ahora ya no piden otra cosa. Hacer algo en redes sociales, son los únicos encargos que nos piden”, asegura. El resultado, también según su explicación, es tirar el dinero. “Quieren resultados medibles. Tantos tweets, tantas ventas. Y como eso no se consigue pues tiran la toalla. Su dinero y mi tiempo, a la basura.”, se lamenta.
El resultado es catastrófico. Los clientes se van con la sensación de que eso de las redes sociales es una tomadura de pelo. Ella ha puesto en venta su agencia y ya está buscando una nueva vida al otro lado del Atlántico, convencida de que en Sudamérica todavía no ha llegado la fiebre de Facebook y le quedan algunos años en los que practicar la “comunicación de toda la vida”.
¿Sería muy aguafiestas si le dijera que se está equivocando? Tal vez, pero tiendo a ser realista.
No hay escapatoria a la comunicación de las empresas en redes sociales, ni aquí ni en Sudamérica. Tirar la toalla no es la solución, por muchos motivos.
1. Están aquí para quedarse.
También cuando llegó el ordenador algunos empresarios insistían en seguir aporreando sus Olivetti y con sus papeles autocopiativos. Pero el tiempo y la tecnología les ganaron la batalla, siempre lo hacen. El que no se adaptó se quedó en la cuneta. Ahora va a ocurrir igual.
2. La actitud vence a la técnica.
Igual que teclear en el ordenador no era tan complicado, gestionar las redes sociales tampoco lo es. Eso sí, requiere un esfuerzo de adaptación. Organízate, dedica un tiempo a ver qué hacen los mejores y cómo está reaccionando tu competencia.
3. No se trata de hacerse gurú en una semana
De la misma forma que aprender inglés, francés o cualquier otro idioma lleva su tiempo, adquirir destreza en el lenguaje de las redes sociales también. ¿Cómo saber si es una aberración decir desde el Twitter oficial que “¡Por fin es viernes y comienza el fin de semana!”? Nada es bueno o malo a priori. Todo depende de la estrategia de comunicación definida por la empresa y, sobre todo, del público con el que se quiere interactuar en las redes sociales. Recuerda que la persona que gestione esto en tu empresa debe tener tanto conocimiento de redes sociales como de tu negocio. De nada sirve ser un crack en Facebook si no sabe distinguir entre facturación y resultados.
4. Resultados vs Feedback
Sólo el 1% de los usuarios en redes sociales hablan de marcas. Esperar una relación directa entre estar en redes sociales y conseguir ventas puede llevar a la frustración de más de un empresario, pero estar en esos canales puede servir para obtener una comunicación bidireccional con el cliente que no se consigue de otra forma y que será muy útil para adaptar los productos y las estrategias en los canales de venta tradicionales. El resto está por venir.
5. Más aliados que enemigos
El mejor método de acercamiento es pensar en ellas como un sistema de aprendizaje. El resto de usuarios pueden resolver las dudas y además dar muchas pistas de cómo implantar la estrategia final de la empresa. Mirar al cliente como aliado puede ser un buen comienzo.
Todo a su tiempo. Paso a paso, sin prisa pero sin pausa.
© Asesores de Pymes for Asesores de Pymes, 2012. |
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