Como ustedes conocen el próximo día 1 de septiembre entrará en vigor el incremento del gravamen de dos de los tres tramos del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), traduciéndose en un mayor precio de venta en diversos bienes y servicios, por lo que afectará negativamente al consumo, a la demanda, y por extensión, a la producción y/o volumen de negocio de muchos negocios en España.
Actualmente muchas empresas se encuentran en una situación límite como consecuencia de la propia crisis y de las dificultades con las que cuentan para acceder al crédito, actuando este nuevo agravante como la ‘puntilla’ para muchas de ellas que se verán avocadas al cierre ante una situación insostenible.
Es cierto que la subida del IVA es de aplicación en todas las empresas, y por tanto no se puede considerar de discriminatoria, pero en la realidad no afectará igual a las empresas grandes y a las más pequeñas, porque las primeras al tener mayor poder de merfado pueden negociar precios más bajos que las pymes, aumentando la brecha en los precios que ofrecen por sus productos y/o servicios que ofrecen al mercado tras dicho incremento impositivo.
Por tanto, este efecto que en la realidad será desigual para estos dos grupos de empresas, obligará a las más pequeñas a innovar en nuevas ‘armas’ para luchar contra la adversidad, que pasan por la consecución de aprovisionamientos más económicos, la optimización de las redes de distribución y transporte, y en definitiva, toda acción encaminada a conseguir unos aprovisionamientos más económicos para ser más competitivas para aguantar el tipo ante la hegemonía de los grandes centros de distribución.
En Pymes y Autónomos | Repercutir o no la subida del IVA
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