Con C cartel creativo

Cómo promocionar tus servicios como trabajador independiente y destacar en tu industria

cartel

El cartel es el soporte mejor empleado a lo largo de la Historia. En acciones bélicas, propagandísticas, políticas y evidentemente comerciales. Por curiosidad me gusta fijarme en los anuncios que pueblan nuestras paredes. No importa el lugar, siempre hay un espacio para un cartel que anuncia una empresa, un particular, un evento…, ahí es donde entra la creatividad, porque el fin del cartel es llamar la atención del viandante, y como toda estrategia requiere un estudio previo.

En una universidad puedes hacer un estudio de campo sobre este tema. Algunos anunciantes-sobre todo academias-optan por tamaños considerables en el formato y colores vivos. En ocasiones el amarillo es el color predominante y corren el riego de que quien lo lea pueda sufrir daños en su retina. Existen dos tipos de carteles: el profesional generalmente se enfoca hacia el aspecto mercantil, anunciando o promocionando artículos de consumo.

Otro de sus usos se vincula a campañas de servicios, de salud, de educación, etc. Detrás existe la figura de un buen diseñador y un copy por lo que el resultado es aceptable y eficaz, desde el punto de vista estético y el final: vender el servicio.

La dificultad aparece cuando nosotros queremos ser visibles y contamos con: un ordenador, ganas de dar a conocer al máximo posible de personas nuestro producto o servicio, y entusiasmo. Parece suficiente pero no lo es. En esta página que he encontrado podemos ver carteles de marcas que nos pueden servir de inspiración.

Primeros pasos

Tenemos que conocer los lugares por donde se mueven nuestros clientes o posibles candidatos a serlo. No es broma. Es positivo dar un paseo por tu ciudad y comprobar en qué paredes, o locales podrás dejar algún cartel. No olvides que también puedes utilizar otros formatos pequeños para dejar sobre las mesas de las bibliotecas por ejemplo o espacios similares.

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No hay que dejarse abrumar por la competencia. Sin pisar su terreno, hagamos un espacio mental para insertar nuestro anuncio. De hecho nos servirá para tener una referencia (su precio, sus horarios, sus servicios…) para mejorar y diferenciarnos de él. Una vez tenemos localizado los lugares donde vamos a desarrollar nuestra particular campaña procederemos a la creación de nuestra obra de arte comercial.

Saca el artista y el vendedor que llevas dentro

Algunas personas confunden un buen cartel o póster con utilizar todas las herramientas de Photoshop. Es su momento, piensan equivocadamente, de mostrar al mundo su talento. Imaginemos un stop gigantesco ante nuestra pantalla de ordenador. Buscamos un soporte que sea informativo, persuasivo y a la vez visualmente correcto. En el diseño gráfico ningún elemento está colocado al azar.

¿Qué nos interesa destacar? El precio, el contenido, el logotipo porque simboliza el prestigio, etcétera. El diseño se ha de amoldar al contexto. Si pensamos en ubicar el nuestro en una universidad, no caigamos en el error de los tópicos. Ser joven no significa que sólo triunfe lo llamativo.

Quizás sea más importante ser original. El otro día llegué a contar cuatro o cinco “Tío Sam” en distintos carteles, folletos… ¡Es una figura en desuso! Pero si la eliges, juega con ella, modifica colores, el mensaje por supuesto, e incluso cambia su gesto serio por uno divertido o diferente.

Vamos a pegar carteles

El bueno de Luis Bassat decía: “una valla tiene que ser como un puñetazo en el ojo”, es decir nos ha de impactar para que en breves segundos fijemos en nuestra mente qué nos quieren decir. Por eso es tan importante no cargar de texto y sí de una buena imagen y un mensaje breve una valla. Con el cartel nos podemos extender más pero con límites.

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Si contamos con un presupuesto bajo, es decir no vamos a poder imprimir una gran cantidad ni tampoco en color, no pasa nada. Juguemos con los tipos de letra y también podemos insertar una imagen u objeto sutil o realizar el “dibujo” de leer de izquierda a derecha colocando como en una partitura, las notas en su sitio, en este caso nuestro texto. Un cartel en blanco, con un objeto diminuto pero con un eslogan llamativo puede dar mejores resultados que esas mezclas que nos ciegan.

Ahora que tenemos en nuestras manos la obra, sacamos la lista. Nos dirigimos a los puntos clave que hemos descubierto tras nuestro pequeño estudio de campo. Vayamos a las facultades-por ejemplo- donde sus estudiantes pueden estar interesados en nuestro producto o servicio.Paneles, octavillas sobre las mesas, y sobre todo mucha creatividad. A veces hay vidrieras vacías en un lugar de frecuente paso. Dejemos uno allí. Busquemos las paradas de autobús, las zonas cerca de las máquinas de café y los aseos.

Un consejo

Podemos variar el formato y su contenido en la marquesina. Allí pasamos tiempo mientras esperamos. Un toque de humor unido a un cartel correcto será sinónimo de acierto. El consumidor suele retener los mensajes positivos. Siempre, incluso con la temática más seria, se puede encontrar ese toque de humor, o bien en el formato o bien con algún lema ingenioso.

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