Los concursos públicos tienen por objetivo dotar a la administración del potencial y la capacidad operativa de poner en manos de una empresa de naturaleza privada, la construcción, explotación o la gestión de una determinada concesión pública. Cuando estas concurren para asumir la responsabilidad, aportan un proyecto en el que se especifican las características técnicas del ofrecimiento y también su coste económico, variables decisorias (al menos en la teoría) que la administración considerará para formalizar su elección.
Con la crisis económica, la menor existencia de concursos públicos y el subsiguiente menor volumen de trabajo que se proporciona, son muchas las empresas las que están ‘tirando los precios’ con el objetivo de conseguir una concesión para mantenerse a flote, una situación que acarrea sus riesgos, tanto en términos de margen, así como de calidad.
Respecto al margen, estas empresas están dispuestas a sacrificar sus ganancias hasta el punto de que la rentabilidad de los proyectos queda muy cercana a la nulidad, lo que les lleva a tratar peor a sus recursos, especialmente a salarios, cuidado y reemplazamiento de la maquinaria, y también, la posibilidad de que la empresa se posicione en una situación de quiebra técnica que le impida la continuidad de las operaciones.
Por otro lado, y ya respecto a la calidad, tengo que decir que si se pretende una rebaja de los precios como objetivo primario, esto puede afectar a la calidad de los trabajos, ya que no dispondremos de los recursos económicos necesarios para contratar a personal cualificado, ni para alquilar la maquinaria más eficiente, y ni tan siquiera con los medios para asegurar un control de la calidad y/o gestión efectivo.
Como consecuencia, esta actitud, puede dinamitar la estabilidad de muchas empresas que cuentan con un elevado nivel de exigencia, en favor de otras que asumiendo unas condiciones leoninas, está dispuestas a romper el mercado, introduciendo mayor inestabilidad, menor calidad y con un nivel técnico muy inferior al estándar, que compromete la viabilidad de ciertos sectores.
En Pymes y Autónomos | El margen está en la comercialización
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