Una de las principales ecuaciones que de manera irremediable deben salvar las empresas de nueva creación es el asunto de su localización geográfica, un aspecto que sin lugar a dudas condicionará el futuro de su negocio al afectar al coste de sus aprovisionamientos directos e indirectos y al precio que cobrará a sus clientes, entre otros factores.
Como es una decisión que afectará tanto a nuestras operaciones mercantiles actuales así como a las futuras, casi siempre tendemos a pensar en el largo plazo, ignorando que en ocasiones las circunstancias pueden variar tanto que puede que un enclave pase de ser adecuado a desacertado y viceversa.
Para acertar, debemos fijarnos en diversos factores, estos son:
– Cercanía a nuestros proveedores: para así poder aprovisionarnos a un menor coste económico
– Cercanía a nuestros clientes: de tal modo que los costes de acceso a los mercados se minimicen y podamos ofrecer tarifas más competitivas
Por tanto, sería fundamental emplazarnos cerca de las principales vías de comunicación, en sentido amplio, como por ejemplo autovías, estaciones de tren o aeropuertos. Localizaciones que normalmente suelen ser más costosas, pero que presentan un mayor potencial que otras, al menos en el corto plazo, ya que en futuro Dios dirá.
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