La singularidad personal aparece como el factor competitivo decisivo en un entorno en el que la educación ha dejado de ser un certificado de garantía y de continuo avance. Si una buena educación, una actividad sólida y una formación especializada consistente no sirven ya como salvavidas contra el desempleo, la orientación interna debe complementar la educación e, incluso, sustituirla.
La biografía laboral de cada persona ya no es una secuencia planeada de pasos calculados hacia un objetivo, sino un viaje de aventuras lleno de incertidumbres, altibajos, éxitos y fracasos. Y la brújula interior debe ser reorientada para adaptarse a la posición de cada uno, definir los siguientes pasos y optimizar los recursos personales. Esto incluye lógicamente la educación, pero también puede ser complementado con otra habilidad como el autoaprendizaje o el reconocimiento de la importancia de otros compañeros con los que se comparte trabajo, al menos de forma temporal.
El diseño de la carrera individual guiada por las propias convicciones y el reajuste del camino profesional es una tarea exigente. El trabajador debe poseer importantes características personales para desarrollarlo:
- Resiliencia. Desarrollar resiliencia y tolerancia a posibles dificultades es una cualidad importante en un entorno de incertidumbre. Esto se demuestra con estabilidad mental y física, entre otras características y es algo que se puede aprender.
- Tolerancia frente a la ambigüedad. Un mundo complejo rara vez tiene límites claros. La habilidad de establecer objetivos incluso en zonas de incertidumbre, perseguirlos y adaptarse a ellos como se exige es lo que distingue a las personas en su capacidad de afrontar incertidumbres.
- Capacidad de interrelación. La capacidad para tener relaciones vinculantes es decisiva en un mundo lleno de contratos temporales, proyectos y empleo a corto plazo. Por ello, es importante adaptarse al contexto cambiante de cada trabajador y construir relaciones de valor con los compañeros, ya que las relaciones sólo serán exitosas en caso de que se creen lazos resistentes y haya un flujo en ambas direcciones.
La nueva generación de emprendedores tienen ante sí una mayor responsabilidad personal para gestionar su propia carrera y vida personal, a cambio más libertad. En este contexto las gratificaciones exclusivamente materiales dejan de ser un incentivo y las jerarquías existentes tampoco resultarán adecuadas con sus carreras, cuestionándose las rigideces innatas a los empleos actuales.
Imagen | Christian Haugen
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