Esta semana hemos visto como una gran cadenas de establecimientos como Starbucks se aliaba con Square Wallet, una aplicación que permite usar el teléfono como medio de pago. Es un gran impulso para este sistema por la popularidad de estos establecimientos a nivel mundial y un forma de ir fomentando su uso. Sin embargo siempre que hablamos de este tipo de pagos me pregunto por qué no se incide en dos cuestiones para hacerlos más atractivos para las empresas como son las comisiones y la velocidad en las transacciones, lo detalles olvidados del pago por móvil.
Hay otras iniciativas similares puestas en el mercado, ya sean iZettle, el clon europeo de Square que además admite las tarjetas con chip, las que están implantadas de forma mayoritaria en nuestro país u otras iniciativas como Google Wallet o, sin llegar a ser un sistema de pagos el Passbook de Apple, que parece ir encaminado hacia esta cuestión.
Para los pequeños pagos, pequeñas comisiones
Por un lado todos estos productos innovadores tienen como media una comisión del 2,75% sobre la transacción realizada, sin cobrar por otros conceptos. Pero lo cierto es que en muchas empresas ya se tienen comisiones similares o incluso más bajas con los TPV clásicos. Si de verdad quieren fomentar el uso de estos sistemas en las empresas, mejor poner comisiones más bajas que lo que ofrece la competencia.
De otra manera dudo mucho que el uso de los teléfonos móviles se implante como medio de pago, tanto entre clientes, como en establecimientos. Además en nuestro país el uso de la tarjeta de crédito está muy implantada, razón por la cual es complicado que el móvil pueda aportar algo más a los clientes de lo que ya tienen. Su uso necesariamente tiene que pasar por potenciarlo desde los propios comercios.
Para las grandes superficies, rapidez de pago
Por otro lado otra de las cuestiones que lo haría realmente atractivo para las grandes superficies sería la rapidez de pago. Esto en dos vías, por un lado mayor agilidad para el cliente, que pueda escanear códigos QR, por ejemplo, pagar los artículos y luego tener una caja o espacio dedicado para quitar las alarmas y no tener que esperar toda la cola de la caja.
Algo similar al autopago que se aplica en muchos supermercados ya, pero para todo tipo de establecimientos. ¿Pensáis que sería una apuesta por ejemplo en campañas de rebajas, navidades, etc. donde muchos compradores desisten de su compra por no tener un medio de pago rápido? En este aspecto el consumidor y el establecimiento salen ganando. El único inconveniente sería tener que quitar o anular las alarmas de los productos.
Por otro lado si estos medios de pago son más rápidos, la cola de caja se ve reducida, pero también debe ser menor el tiempo por transacción, desde que se manda hasta que se aprueba. En este sentido unos pocos segundos más de rapidez pueden suponer un alivio importante de las colas, así como si los usuarios ya han realizado el pago y sólo tenemos que comprobarlo.
Conclusiones
En todo caso creo que para que se extiendan estos medios de pago todas las partes tienen que salir ganando. La empresa porque tiene más beneficios al tener menores comisiones y no se escapan los clientes al no tener que esperar. Los usuarios porque ganan tiempo y no tienen que sacar las tarjetas de sus carteras. Y los nuevos intermediarios porque ganan parte del pastel de las comisiones que ahora no tienen. ¿Lo veríais viable en vuestros negocios en estas condiciones?
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